Si el ser humano es prisionero de sus emociones, no es porque sus normas ( super- yo, la moral, exigencias de la ley) sean demasiado elevados, sino porque sus resultados han sido demasiado bajos. La cura se desarrolla hacia una madurez, conciencia y responsabilidad mayores. La terapia tiene éxito cuando el sujeto pone fin a este rechazo de la realidad y se da cuenta que la satisfacción sólo se obtiene en el interior de su estructura. Es una enseñanza especializada en tres etapas:
- Establecimiento de un vínculo.
- Rechazo del terapeuta de la conducta no realista.
- Enseñanza de los mejores medios para satisfacer las necesidades. Se centra en el qué y no en el por qué, en el hecho y no en el sentido.
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