lunes, 13 de junio de 2016

¿Por qué me muerdo las uñas y no puedo controlarlo?

LA ONICOFAGIA:

Es un hábito nervioso caracterizado por la costumbre persistente de morderse las uñas. La persona que tiene este trastorno acostumbra a revisar sus uñas en busca de asperezas para igualarlas. El hábito de morderse las uñas persiste debido a la cadena de respuestas, a la conciencia limitada de su conducta, a la práctica excesiva y a la relativa tolerancia social de estos comportamientos.
Este hábito, además de afectar a la estética de las uñas, de los dedos o incluso de los dientes, puede tener consecuencias físicas de interés clínico como dolor, heridas e infecciones de los dedos, puede generar malestar emocional e incluso una disminución de actividades que le resultaban agradables a la persona.
Suele aparecer después de los tres años de edad, y es a partir de los seis años cuando aumenta notablemente su prevalencia. Se da aproximadamente en uno de cada tres niños.
¿A qué se debe?
Hay varias teorías que intentan dar explicación del origen de este hábito nervioso, entre ellas están:
·         Genéticas: Los múltiples estudios con gemelos y con familias sugieren que hay factores genéticos que están implicados en la transmisión de la vulnerabilidad a padecer los trastornos. Hay diferencias en la probabilidad de desarrollar estos trastornos en función del sexo (mayor predominio en niños), aunque no se sabe si la herencia es poligénetica (varios genes implicados) o monogénetica (de un solo gen) y además esta base genética no determina que quien la tenga, desarrolle el trastorno.
·         Diferencias Neuroanatómicas: se ha visto que estos trastornos están relacionados con lesiones en los ganglios basales (movimiento y control motor), disfunciones o problemas en su interacción con el córtex motor y premotor.
·         Actividad neuroquímica: La dopamina es el neurotransmisor más vinculados a estos trastornos. Se ha visto que las personas que padecen estos trastornos tienen alterada la función dopaminérgica, ya sea por exceso o por hipersensibilidad de los receptores de dicha sustancia.
·         Conductuales: tantos las consecuencias sociales como las automáticas (refuerzo de la conducta de tic independientemente de las consecuencias sociales) son las que mantienen las conductas problemáticas. Los hábitos nerviosos pueden ser mantenidos por las siguientes contingencias de reforzamiento: positivo (al recibir de forma contingente al habito nervioso, atención, actitudes de simpatía, comprensión, tolerancia, etc..) y negativo (al escapar de situaciones difíciles o demandantes, o al notar un alivio temporal de una experiencia sensorial aversiva, etc.)
·         Ambientales: como los factores perinatales (el peso al nacer), acontecimientos vitales estresantes (problemas familiares, exámenes escolares), influencias evolutivas y sociales (fluctuaciones en la frecuencia e intensidad de los síntomas con el paso del tiempo o ante determinadas personas, etc..) procesos infecciosos y autoinmunes (infecciones de origen viral o estreptococo), exposición a fármacos, etc.
¿Cuál es el tratamiento más eficaz para el control de la onicofagia?
Azrin y Nunn, proponen el procedimiento de inversión del hábito, es el más utilizado en la clínica para estos hábitos y además su eficacia está probada, este tratamiento oscila entre unas 4-6 sesiones, dependiendo de cada persona por supuesto.
Consta de tres fases:
1.       Entrenamiento en conciencia y motivación para el cambio: el objetivo será fomentar la conciencia del hábito nervioso y motivar para el cambio, las técnicas que se utilizan son: Registrar la frecuencia con la que muerde las uñas a partir de un autorregistro, detectar las circunstancias relacionadas con el habito, detectar cada vez que se muerde las uñas, y describir detalladamente cada una de las formas en que lo hace y analizar los inconvenientes que ocasiona morderse las uñas.
2.       Aprendizaje y práctica de la respuesta competitiva y otras conductas incompatibles: el objetivo será conocer qué respuesta incompatible se puede realizar para extinguir el comportamiento de morderse las uñas. Las más importantes son: la práctica de la respuesta competitiva, practica de la relajación, autocuidado de las uñas seguido de una respuesta competitiva y ensayos de control de la onicofagia.

3.       Apoyo social y exposición pública de la mejoría: el objetivo será motivar a la persona para que siga realizando las estrategias de afrontamiento que aprendió en las fases previas. Así mismo hay que lograr que el niño se sienta parte activa en los procesos realizados, en la búsqueda de apoyo social y en la exhibición de la mejoría ante otras personas significativas.

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