miércoles, 17 de agosto de 2016

¿Qué es el trastorno de ansiedad social?


El trastorno de ansiedad social o fobia social, es una condición psiquiátrica caracterizada por un intenso miedo y evitación de situaciones sociales, sobre todo las que puedan implicar juzgamiento u observación excesiva por parte de los demás, afecta hasta un 13 por ciento de los estadounidenses y los europeos.
La mayoría de las personas nunca reciben tratamiento para el trastorno. Para aquellos que lo hacen, la medicación es el tratamiento más accesible porque hay una escasez de psicoterapeutas entrenados.
El trastorno de ansiedad social suele comenzar en la adolescencia o edad adulta temprana, afecta a hombres y mujeres de igual manera y altera gravemente el funcionamiento diario de una persona al impedir la formación de relaciones, al afectar negativamente en el rendimiento en el trabajo o la escuela y mediante la reducción de la calidad de vida en general, pues es muy limitante. Debido a que afecta a las personas en momentos críticos de su desarrollo social y educativo, puede tener consecuencias importantes y duraderas.
Es importante no confundir éste trastorno con la timidez, pues aunque los síntomas puedan llegar a ser parecidos, la timidez no es patológica y no limita tanto el funcionamiento en la vida diaria de una persona como con la ansiedad social.
“La ansiedad social es algo más que la timidez”, dice Evan Mayo-Wilson, un científico de investigación en el Departamento de Epidemiología en la Escuela Johns Hopkins Bloomberg de Salud Pública. “Las personas con este trastorno pueden experimentar un deterioro severo de rehuir amistades para rechazar las promociones en el trabajo que requieran una mayor interacción social. La buena noticias es que la ansiedad social es tratable. Ahora que sabemos lo que funciona mejor, tenemos que mejorar el acceso a la psicoterapia para los que sufren “.
Algunas características son evitar situaciones como: hablar en público, hablar por teléfono en público, ir a reuniones, fiestas o eventos sociales, ser vistos en público comiendo o bebiendo o interactuar con gente nueva.
También se dan síntomas fisiológicos como: enrojecimiento, alteración del pulso, temblores, sudoración y alteración del ritmo cardiaco y respiratorio.
Antes de seguir leyendo te invito a ver este documental sobre el Trastorno de Ansiedad y las Crisis de Pánico:
Se llevó a cabo una investigación que recopiló y analizó los datos de 101 ensayos clínicos que comparan varios tipos de medicación y terapia, fue una colaboración entre la Escuela Johns Hopkins Bloomberg de Salud Pública de la Universidad de Oxford y la University College de Londres, donde Mayo-Wilson trabajó anteriormente.
Para el estudio, Mayo-Wilson y sus colegas analizaron los datos de 13.164 participantes en 101 ensayos clínicos. Todos los participantes tenían ansiedad social grave y de larga duración, cerca de 9.000 recibieron medicación o una pastilla de placebo, y más de 4.000 recibieron una intervención psicológica. Pocos de los ensayos analizaron la combinación de la medicación con psicoterapia, y no hubo evidencia de que la terapia combinada era mejor que la psicoterapia a solas.
Los datos comparan diferentes tipos de terapia de conversación y encontraron la Terapia cognitivo conductual individual fue la más efectiva.
Los investigadores encontraron que para las personas que no quieren o no tienen acceso a la TCC, los antidepresivos más comúnmente utilizados son: inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son eficaces. Pero advierten que la medicación puede asociarse con efectos adversos graves, que no funciona en absoluto para muchas personas y que las mejoras en los síntomas no duran después de haber tomado la medicación.
Los investigadores reconocen que la medicación sigue siendo importante, pero dicen que debe ser usada como una terapia de segunda línea para las personas que no responden o no desean la terapia psicológica. El análisis del grupo ya ha dado lugar a una nueva guía las pautas de tratamiento en Reino Unido y Mayo-Wilson dice que podría tener un impacto significativo en la formulación de políticas y en la organización de la atención psiquiátrica en Estados Unidos.
“Mayor inversión en terapias psicológicas mejoraría la calidad de vida, aumentaría la productividad en el trabajo, y reduciría los costos de atención de salud”, dice Mayo-Wilson “Tenemos que mejorar la infraestructura para el tratamiento de problemas de salud mental como la evidencia muestra que deben ser tratados. Necesitamos más programas para capacitar a los médicos, supervisores más experimentados que pueden trabajar con nuevos profesionales, más oficinas, y más personal de apoyo”.

A.M.J.

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