En su estudio Vinaccia et al. (2006) agrupan en tres postulados con sus respectivos exponentes la relación entre la personalidad c y el cáncer:
1) Eysenck (1990) y Morris y Greer (1980, citados en Vinaccia, 2003) proponen una relación de causalidad entre el patrón de personalidad tipo c y la enfermedad, donde la personalidad sería un rasgo pre mórbido asociado a un mayor riesgo de desarrollar una neoplasia maligna.
2) FernándezBallesteros, Ruiz, & Garde, (1998); y Temoshok (1987) plantea la personalidad tipo c como estilo de afrontamiento genérico relacionado con una mayor probabilidad de padecer cáncer.
3) Andreu & Ibáñez (1993); (Bleiker, Van der Ploeg, Hendriks, Leer y Klejin (1993) proponen las características de la personalidad tipo c como un modo de afrontar el diagnóstico y la terapéutica de la enfermedad, no como un patrón previo al desarrollo de la misma.
A partir de las fuentes recopiladas se vislumbraron en las distintas investigaciones divergencias metodológicas, teóricas y de resultados que señalan falta de consenso en relación con el tema. Esto motivó al grupo investigador a realizar un estudio documental que compendiara y contrastara los desarrollos sobre las distintas conexiones que se plantean entre las variables personalidad tipo c y el cáncer.
El cáncer: aspectos generales
El cáncer comprende gran número de neoplasias malignas que difieren en aspectos como etiología, localización y manifestación clínica (Andreu, 1998). Múltiples definiciones destacan la producción incontrolada y continua de células sin ninguna utilidad para el organismo. Diversos factores influyen en su origen, entre estos: se describen agentes físicos, químicos, virales y genéticos.
Desde esta perspectiva se habla del cáncer como una entidad vinculada a patrones de conducta y costumbres, siendo modelado por variables personales, psicológicas, comportamentales, culturales y sociales como señala la investigación de Rivero et al. (2008). Al respecto, Andreu (1998) señala la relación entre variables de personalidad y enfermedad e introduce como nuevo elemento el aspecto psicosocial y Rivero et al. (2008) incluyen como variable el contexto de las personas. Krantz (1981 citado en Andreu, 1998) resalta las variables relacionadas con el estilo de vida, las variables biomédicas tradicionales, e, incluso, el estrés emocional y la personalidad, Bleiker et al. (1999) también hacen referencia a la relación variables psicosociales-enfermedad.
Die Trill (2003) vincula al proceso de enfermedad la cultura y su relación con las variables psicológicas señalando que las actitudes y comportamientos ante el cáncer dependen de factores culturales como las creencias sobre salud y enfermedad, la experiencia y la respuesta al dolor, la identificación y selección de cuidados médicos, el significado atribuido a cada parte del cuerpo y lo que su afección implica (Schavelzon, 2004) y las ideas religiosas (Kelison., 2002 y Culver et al., 2002, citados en GarcíaViniegras et al., 2007).
Personalidad y otras variables intervinientes
Andreu (1998) y Fernández-Ballesteros y Ruiz (1997, referenciando a Eysenck) señalan tres tipos de personalidad: a, b y c.
- El tipo a muestra a un sujeto que externaliza afrontando a través de la hostilidad y competitividad, es egocéntrico y tenso.
- El tipo b consigue expresar la ira y demás emociones apropiadamente satisfaciendo las necesidades propias y las de los demás.
- Por último, el sujeto tipo c, tiene un patrón de afrontamiento a través de la represión emocional, es abnegado y pasivo, sobre cooperativo y con un bajo nivel de asertividad.
El modelo bidireccional de influencia psicológica de Contrada et al. (1990) plantea la aparición en el sujeto tipo c de una inadecuada experiencia de las emociones negativas; señalando que no es una incapacidad para expresar estas emociones a través de conductas sino una dificultad para hacer consciente la emoción. Vollrath y Torgensen (2002, citados en Dresch et al., 2008) hablan de una personalidad maladaptativa, definida por una tendencia a experimentar emociones negativas pasivamente, caracterizada por aislamiento, sumisión e inseguridad, que favorece la aparición de enfermedades debido a las conductas de riesgo para la salud. Por su parte, Temoshok (1987, citado en Andreu 1998) hace referencia al estilo de afrontamiento del sujeto tipo c como aparentemente adaptativo a corto plazo en la interacción social, pero altamente desadaptativo a nivel personal y con elevados costos a largo plazo.
Se han planteado cinco factores relacionados con la personalidad tipo c: control emocional, racionalidad, expresión emocional, represión emocional y necesidad de armonía (Bleiker, et al., 1999, citados en Vinaccia, 2003). Otros autores como Zozulya et al. (2008) hacen referencia a la supresión emocional como factor de riesgo para desarrollar cáncer (o enfermedades infecciosas). Entre una serie de variables identificadas como influyentes en el desarrollo, mantenimiento o progresión del cáncer, García-Viniegras et al. (2007) referencian la edad y el entorno familiar, laboral y social que tienen un rol básico en el surgimiento del malestar psicológico de los individuos. Vinaccia (2003) considera la edad, género, estatus social, apoyo y educación en referencia a factores que influyen en la adaptación a la enfermedad crónica. Son señaladas también variables como creencias religiosas, patrones de personalidad, inteligencia, autoesquemas y estilos de afrontamiento
Resaltan la influencia de los rasgos de personalidad en la calidad de vida. Levy y Wise (1988, citados en Andreu, 1998) proponen la variable apoyo social percibido, la cual determina el tipo de afrontamiento utilizado ante situaciones estresantes, un apoyo social óptimo genera mayor probabilidad de enfrentar el malestar y resolverlo constructivamente.
Otro punto importante relacionado con el apoyo social es el indicado por Julkunen et al. (2009) quienes plantean la asociación entre apoyo familiar y social percibido, la expresión de la ira y la calidad de vida. Según Edelman (2005), un apoyo social inadecuado es un factor de riesgo para cualquier causa de muerte, aunque reconoce que no hay suficientes evidencias para respaldar su planteamiento en el caso específico del cáncer. Edwards et al. (1990, Citados en Bleiker et al., 1999) señalan que el número o relación de los apoyos sociales no es relevante, tampoco el apoyo social percibido a la hora de conocer el diagnóstico. Otra variable es la referida a los eventos vitales estresantes. Al respecto se habla de la evaluación realizada por el individuo tanto de estos eventos como de los recursos con los que cuenta para afrontarlos, en el caso de unos recursos percibidos como insuficientes para el afrontamiento se producirá una respuesta de estrés (Sandín & Chorot, 1995, citado en Oblitas, 2000). Los eventos vitales estresantes han sido planteados como etiología del cáncer por diversas investigaciones como el estudio prospectivo de Fox (1978, citados en Bleiker et al, 1999) que encuentra evidencias de una relación entre el riesgo de desarrollar cáncer de seno y la importancia de los eventos vitales ocurridos, o Ginsberg, Price, Ingram y Nottage (1996, citados en Butow et al., 2000) que señalan un aumento de 4.67 % en la posibilidad de desarrollar cáncer de seno en relación con los cambios vitales significativos
Por último, se encuentra la variable correspondiente a la experiencia del duelo, que puede conectarse con los sucesos vitales estresantes. Según Garssen (2004), el efecto del duelo en la enfermedad se ha investigado en tres grandes estudios (Helsing, Comstock, & Szklo, 1982; Jones & Goldblatt, 1986, citado por Garssen, 2004; Martikainen & Valkonen, 1996).
- El primero no encontró relación entre duelo y cáncer;
- el segundo halló una relación moderada, no encontró aumento del riesgo de muerte por cáncer pero sí detalles llamativos como el aumento de mortalidad en las viudas pero no en los hombres.
- Y el tercero mostró una influencia convincente del duelo en la enfermedad;
Trastornos asociados
En las investigaciones referenciadas se encuentran tres trastornos asociados al cáncer:
- ansiedad,
- depresión y
- estrés
A pesar de que en estas investigaciones se apoya a la relación entre cáncer y personalidad tipo C, hay otros autores que no encuentran esta relación, por lo que los datos hay que cogerlos con precaución.
Si quiere ver la investigación completa abajo os dejamos la referencia.
Cardona Serna, E., Jaramillo, A., Díaz Facio Lince, V. (2013).
Relación entre la personalidad tipo c y el cáncer: Estado del arte. Revista Psicoespacios.
Vol. 7, N 10, pp 66-92, enero-junio 2013. Disponible en
http://revistas.iue.edu.co/index.php/Psicoespacios
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